Mi nombre es Iván y llevo 8 años de relación con mi esposa Sonia.
Recién llegamos a vivir a Montreal, Canadá y debo decir que es un lugar muy bello. Rápidamente aprendimos la lengua oficial y ahora trabajo en un centro de impresión, donde conocí a Dominique. Ella es una chica pelirroja muy sensual y amigable quien me entrenó para el puesto.
Lo que les voy a contar, ocurrió después de un día de trabajo como cualquier otro.
Al terminar su turno, el novio de Dominique, Luca, vino por ella. Parecían muy alivianados y contentos; me presentó con él y platicamos muy a gusto durante el regreso a casa. Para mi sorpresa, resulta que vivían muy cerca y les hice la invitación a cenar a casa, ellos aceptaron.
Llegamos a casa, les presenté a mi esposa Sonia; abrimos algunas cervezas y platicamos de varios temas sin gran importancia. Mientras Dominique y su novio se besaban con mucha pasión, diría yo, seguimos platicando y abriendo otras cervezas. A estas alturas ya éramos muy amigos… jejeje. Notaba que Luca miraba constantemente a mi esposa y ella le contestaba con una mirada coqueta; al principio me molestó, pero Dominique me distrajo abriendo un poco su escote, provocándome a mirarla irremediablemente. Fue entonces cuando hicieron esa pregunta que no olvidaré: “¿Han experimentado alguna vez un swinger?”
“¿Swinger?”, “Si, cambio de pareja…” Sabía que Montreal es un lugar abierto, pero nunca imaginamos encontrarnos de frente con esta experiencia. Entonces sacaron los condones.
Luca tomo de la mano a mi esposa acariciándole poco a poco las piernas, mientras, Dominique desabrochaba su camisa y dejaba ver ese par de pechos deliciosos. Mi esposa me miró con asombro y aceptación del acto, ¡total! Estábamos descubriendo un nuevo país, nuevos amigos y nuevas experiencias y continuamos. Dominique dejó caer su sostén y pude notar sus senos redondos y suaves.
Mientras me invitaba a sentarme a su lado, Luca y mi esposa empezaron a besarse y a partir de ahí todo fue pura lujuria…
Empecé a besar sus pechos mientras ella sacaba mi miembro del pantalón y lo masajeaba con sus manos suaves; mi esposa, ya sin falda, era devorada por la boca de Luca; le quité el pantalón a Dominique, la coloqué hincada frente a mí en el sillón y la penetré. Ella estaba bien lubricada y apretaba riquísimo. Mientras tanto, mi esposa era tomada por Luca de a “perrito” a nuestro lado. Podía verle la cara de placer y el rebote de ese par, al ritmo que la penetraban y eso me excitaba aún más. Las nalgas de Dominique se frotaban fuerte sobre mi miembro, Luca y yo nos colocamos de pie tomando a esas dos exquisitas mujeres por atrás. Veía las nalgas de mi esposa y de Dominique… veía cómo se frotaban de placer mientras se besaban… tomé a Dominique de su cabellera rojiza mientras la penetraba fuerte y gemía de placer. El ritmo se aceleró, la intensidad, los gemidos, el sudor y el sabor a sexo inundaban el lugar.
Seguí dándole con todo, mientras Luca hacía lo mismo con mi esposa. Entonces las pusimos de rodillas frente a nosotros y nos devoraron hasta dejarnos totalmente secos…
Dominique y Luca se volvieron nuestros grandes amigos y nos visitan de vez en cuando para seguirnos divirtiendo, todos juntos.