Hola. Me llamo David y tengo 24 años. Dicen ahora que además, soy generación millenial, y pues los que andamos por aquí ya saben cómo nos comunicamos… nos gusta conocer gente a través de las benditas redes sociales, como Facebook.
Y fue justo ahí, donde conocí a Lorena. Me llamó la atención su foto de perfil. Era una selfie de Halloween ya saben, vestida súper entalladita con un traje de heroína que dejaba ver todas sus curvas y un rico escote por donde se asomaban un par de senos deliciosos.
La verdad no sabía ni quién era el personaje pero gracias a eso, fue que comenzamos a platicar sobre alguna película equis de cómics y ella comenzó a responder a mis comentarios. Conforme fuimos conversando, le pedí que me dejara invitarla a ver una de esas pelis que le gustan y por suerte, ella aceptó.
Desde una app compré las entradas al cine y elegí los asientos de hasta atrás.
La cita fue esa misma tarde. Al llegar al punto de encuentro, yo llevaba una playera con la S de Superman para que me reconociera, mientras ella se había puesto una playerita de la Mujer Maravilla con una minifalda y unas mallas bien pero bien pegaditas. Cuando nos vimos me di cuenta de que estaba contenta… creo que le gusté de inmediato. 😉
Entramos al cine y buscamos nuestros asientos. La sala estaba casi llena. La película no tardó en comenzar y todo pasó sin mayor novedad, hasta que llegó una escena en la que uno de los héroes estaba a punto de tener un momento de romance con una de las protagonistas de la película. Entonces miré a Lorena de reojo y ella sonrió tímidamente. Despacito tomé su mano y ella aceptó… sin verme muy aventado, puse mi mano sobre sus piernas y como no me dijo nada, las comencé a acariciar.
Su respiración se agitaba conforme iba bajando mis manos hasta llegar a su entrepierna… comencé a acariciarla por encima de las mallas y mis dedos acariciaban esa delicia que tenía tan bien guardada. Lorena jugueteaba pasando su lengua por sus ricos y carnosos labios; cuando puso mi mano debajo de sus mallas, me di cuenta de lo húmeda que estaba.
Fue cuando Lorena tocó mi miembro que ya estaba de lo más duro, y con gran habilidad lo sacó del pantalón. Se inclinó hacia mí y lo puso dentro de su boca. Su lengua lo recorría de arriba abajo mientras yo seguía jugueteando con mis dedos entre su mojada y rica entrepierna.
Creo que sacó de su bolsa un condón; me lo puso… se levantó la falda, y con una sonrisa en los labios, me mostró cómo estaba rompiendo sus mallas, justo entre las piernas para dejar descubierta su exquisita, suave y dulce… tentación. Sin hacer mucho ruido se sentó de espaldas sobre mí. Frotaba sus nalgas riquísimo, se movía hacia adelante y hacia atrás. Con la chamarra que dejé entre el asiento se cubrió el pecho y al fin pude meter mi mano debajo de su playerita para sentir ese riquísimo par. Mientras me tenía hasta dentro, se acariciaba con una mano y con la otra se cubría la boca para no dejar escapar ni un solo gemido.
Pero como les digo… la sala estaba llena y comenzamos a escuchar a la gente que decía: “¡Shhhhhh!” … Con todas esas personas, la adrenalina y el placer estaban a tope. Mi mano la estimulaba, la intensidad iba a aumentando y ella se mordía los labios para no gritar, hasta que llegó al éxtasis y al sentirla empapada fue mi turno… la tomé de las caderas, la levanté para que se diera dos riquísimos sentones, y fue entonces cuando exploté…
Muy rápidamente nos acomodamos la ropa y salimos de la sala… sin mirar atrás.
Tengo que decirles que a Lorena le mata disfrazarse, y a mi mata que se disfrace… cuando le voy a dar… pero esa, es otra historia.